Los habitantes de Dubái, un territorio desértico con temperaturas de 50ºC en verano, vivieron de la pesca y las perlas durante siglos hasta que, en 1966, el petróleo cambió sus vidas y su paisaje. Eran unas 60.000 personas sobreviviendo de manera precaria en la costa cuando el oro negro derramó una catarata de dinero sobre una sociedad tradicional, anclada en las más antiguas costumbres. En un primer momento disfrutaron de una riqueza inesperada, caída del cielo, pero luego empezaron a pensar en el futuro y en cómo transformar su diminuto país en una metrópoli dedicada a las finanzas y al turismo de lujo. Podía parecer una quimera, pero ese era el sueño del jeque Rashid de Dubái hace más de medio siglo. Él comenzó el cambio y le siguieron sus hijos, el jeque Maktoum y, desde 2007, su hermano menor, el actual jeque Mohammed bin Rashid Al Maktoum. |