Fue una de las primeras mujeres españolas en vivir de su escritura. Su talento la llevó a ser finalista del Premio Nobel de Literatura en tres ocasiones y a recibir múltiples reconocimientos, como el Premio Nacional de Narrativa y la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo.
Desde su primera novela, La niña de Luzmela (1909), inspirada en el pueblo donde se crió, Mazcuerras, hasta obras como El metal de los muertos (1920), su literatura combinó realismo, lirismo y una mirada comprometida con la mujer y la sociedad. Su relevancia fue tal que, el día de su muerte, Madrid paralizó una de sus calles para despedirla.
Con motivo del 8M, queremos rendir homenaje a una escritora pionera, una narradora brillante y un nombre imprescindible en la literatura española del siglo XX.