A su paso por Bergerac, una gabarra de casco chato navega las aguas del Dordoña, un río que junto a otros tantos (Vézère, Isle, Dronne y Auvézère) dan vida al paraíso doméstico del Perigord. Hasta la llegada del ferrocarril, en el siglo XIX, estas embarcaciones de quilla plana y poco calado transportaban sal, madera y vino por el Dordoña, conectando el Lemosín con la atlántica ciudad de Burdeos, territorios que ahora forman parte de la región de Nueva Aquitania. |