Desde el sol naciente de los impresionistas y el gótico a las afiladas espadas de vikingos y los búnkeres de hormigón de la II Guerra Mundial, Normandía es un yin yang geográfico en el que caben tanto las bellezas como las sombras de la historia. En Vernon, el sol saluda con la templanza cálida que recordaba Proust de sus vacaciones normandas. Ahí está el viejo molino junto a la rivera del Sena, último superviviente del antiguo puente que cruzó una vez el río. Siguiéndolo, se llega a Giverny. |