Un monstruo tricéfalo vigila Eslovenia desde las alturas del Triglav, el techo del país. Los tres picos de esta montaña forman una especie de corona que ha alumbrado la leyenda del mito fundacional esloveno, en el que un dios eslavo con tres cabezas que vivía en su cumbre fue derrotado por el obispo cristiano Otón de Bamberg. Todo aquí parece girar en torno a esta montaña cuyo perfil protagoniza incluso un escudo nacional un tanto naíf, en detrimento de los clásicos blasones de nobles linajes. También gira a su alrededor casi cualquier viaje de iniciación eslovena que se precie, rodeándolo en primera instancia en busca de sus lagos de montaña y sus cañones turquesa; luego se baja al llano, se visita la bella Liubliana y se exploran las cuevas de la región de Karst antes de alcanzar la costa del Adriático y sus poblaciones venecianas. |