Hace poco más de nueve meses, la Unesco reconocía la cultura talayótica de Menorca como Patrimonio de la Humanidad. No fue ni una casualidad ni un golpe de suerte, la isla llevaba años trabajando y moldeando la candidatura mientras que, en paralelo, hacía resurgir de sus fincas cada uno de los yacimientos que hoy están protegidos de forma internacional. Para muchos viajeros, incluso para los más asiduos a este lugar, resultó toda una sorpresa porque estas estructuras rupestres no formaban parte del gran imaginario turístico de este destino. Y sin embargo, esta designación no solo permitió reivindicar que la isla atesora una cultura prehistórica singular y relevante, también que ha logrado que todo sus encantos giren alrededor de lo vernacular. |