La palabra especias evoca, por sí sola, aromas envolventes, colores cálidos, sabores venidos de lejanas tierras. Buscándolas, portugueses y españoles contornearon África, llegaron a América y dieron la primera vuelta al mundo. Por comerciar con ellas se libraron guerras y se levantaron imperios; para producirlas, se sometieron pueblos. La ruta de las especias, con su estela de perfumes, sigue cautivándonos, quizá porque nos transporta sensorialmente a los mares del sur. El sabor es un regalo de Asia. De las dos categorías de plantas con que se condimentan los platos (las especias y las hierbas aromáticas), unas son ante todo asiáticas y otras provienen de zonas de ese continente que lindan con Europa. Las especias proceden en su mayoría de un territorio que abarca de la India a las islas Molucas, mientras que las plantas aromáticas crecen espontáneas entre Irán, la península Arábiga y el Mediterráneo oriental. |